Vitrocerámica o gas: qué dice la placa de tu cocina
A la hora de equipar nuestra nueva cocina, no siempre es fácil decidirse entre optar por una vitrocerámica o una placa de gas. En cualquier caso, las dos alternativas presentan ventajas e inconvenientes, por lo que deberemos decidir en función de una serie de parámetros que se ajusten a nuestras preferencias y necesidades personales.
Por esta razón, te ofrecemos algunos consejos que te ayudarán a escoger entre una vitrocerámica o una placa de gas.
Ventajas e inconvenientes de la vitrocerámica
Una de las principales ventajas que ofrece la vitrocerámica es que cocina de forma progresiva, ideal para preparar algunos alimentos en concreto. Asimismo, otro de los beneficios que presentan las vitrocerámicas es que van perdiendo el calor generado poco a poco, por lo que se puede aprovechar el calor residual para algunas recetas que necesitan reposar con algo de temperatura.
De la misma forma, en una vitrocerámica podrás colocar todo tipo de recipientes sin importar el material, a excepción lógicamente del plástico. Otra ventaja significativa es que muchos de los modelos son programables, por lo que podrás establecer que la vitrocerámica se apague una vez transcurrido el tiempo necesario de preparación. Igualmente, las vitrocerámicas sobresalen por su comodidad, ya que para limpiarlas sólo hará falta un paño húmedo y un producto especializado.
En cuanto a los inconvenientes, la principal desventaja es que son más lentas que las cocinas de gas, llegando a demorar relativamente bastante en la cocción de algunos alimentos. Además, cuando cocinamos con una vitrocerámica acaba por ser relativamente sencillo quemarse, ya que al no ver el fuego podemos despistarnos rápidamente. Otro inconveniente es que éstas se pueden llegar a rayar con cierta facilidad.
Ventajas e inconvenientes de las placas de gas
En un momento en el que las consecuencias del cambio climático empiezan a ser acuciantes, debemos destacar las bajas emisiones de CO2 que producen las cocinas de gas si las comparamos con una vitrocerámica. Otra de las ventajas es la rapidez con la que se calientan, ofreciendo no solo una mayor prontitud en la preparación de comidas, sino también aportando un gusto tradicional y hogareño a cada una de ellas.
Del mismo modo, las cocinas de gas se caracterizan por consumir pocos recursos, por lo que al final de mes lo notaremos en nuestro bolsillo. Además, hay que tener presente que la instalación de una cocina de gas no implica que no se pueda instalar también un horno eléctrico. De hecho es al contrario, una cocina de gas y un horno eléctrico pueden ser una estupenda combinación.
Con respecto a los inconvenientes de las cocinas de gas, cabe mencionar antes que ningún otro la elevada posibilidad de provocar un accidente, ya que eventualmente podemos dejarnos el gas abierto o provocar un incendio si la llama producida por la propia la cocina prende algún objeto. De la misma forma, en relación a la limpieza, las cocinas de gas son mucho más complicadas de limpiar en profundidad, ya que se ha de levantar toda la estructura, incluidos los propios fogones.
Por último, otro de los inconvenientes es que requiere de un mayor mantenimiento y de más revisiones que las vitrocerámicas. En este sentido, en cualquier comprobación, los técnicos deberán atender a aspectos como la ventilación de la casa o el estado de la instalación.
Ahora que ya conoces las ventajas e inconvenientes de las vitrocerámicas y las placas de gas solo te queda escoger aquella que mejor se adapte a tus necesidades.